Teruel, una de las provincias españolas más desconocidas, en todos los sentidos, cuenta con una comarca que ha logrado conservar sus señas de identidad socio-culturales, gracias al celo de sus gentes, por encima del tiempo y el espacio. Se trata del Matarraña, un paraíso de 932,4 kilómetros cuadrados habitado por unas 11.000 personas, que se distribuyen en 18 municipios, en cuyo centro se alza la capital comarcal: Valderrobres, ciudad que mantiene así mismo su emblemático casco medieval.

Gracias, precisamente al amor de las gentes por su comarca, estos pueblos han logrado mantener no solo la integridad urbanística y arquitectónica (con casas de piedra, a veces encaladas -de blanco o azul añil- y cubiertas de teja árabe envejecida por la acción de los elementos), sino también se han preocupado por la conservación de la gastronomía regional, las fiestas populares, la protección del medio natural, los cultivos tradicionales y la artesanía característica; al tiempo que, con unanimidad, se ha apostado por un turismo de calidad. En este sentido, debemos felicitar a la iniciativa privada que no ha dudado en transformar arruinados edificios religiosos, industriales y civiles, en atractivos establecimientos hoteleros de vocación rural de la máxima categoría.

"Las Poblaciones del Matarraña se asientan en terrenos elevados y presentan un elevado índice de densidad constructiva. Se trata de edificaciones de dos o tres pisos, cubiertas suaves de una o dos aguas con la típica teja árabe, gran patio interior y, en ocasiones, alero saliente. Al sur de la comarca, con mayor altitud, son numerosas las edificaciones provistas de grandes arcos apuntados y de medio punto que se continúan a lo largo de calles y plazas constituyendo soportales".

"En los últimos años, la creación de la Mancomunidad de Municipios del Matarraña ha dado lugar al germen de la actual comarca -creada y regulada por Ley en abril de 2002-, que, con un talante abierto y de clara unidad entre todos sus miembros, admite una doble capitalidad; la administrativa en Valderrobres y la cultural en Calaceite".

María Teresa Thomson

Al nordeste de la provincia de Teruel, entre la Terra Alta (Tarragona), los Puertos de Beceite, el Maestrazgo castellonense y el Bajo Aragón, se extiende un territorio desconocido para el gran público; se trata del Matarraña -que tiene como capital administrativa la ciudad de Valderrobres, y cultural la villa de Calaceite-, una comarca creada por el homónimo río y sus afluentes, donde el olivar y el almendro peinan sus valles, además de poner una nota de contraste al marrón de la roca. Sus pueblos se muestran altivos, orgullosos de un pasado medieval que les creó rodeados por murallas, puertas fuertes y un castillo roquero superior.